viernes, 12 de octubre de 2012

DIA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA

                                              12 DE OCTUBE  DE 1492-2012 

                                                            
Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progresó. Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve.
                                                                                                                               Eduardo Galeano

Sin dudas en las palabras de Galeano que hacemos nuestras, sintetiza contundentemente la realidad de los pueblos y Naciones del Awya Yala de estos  520 años. 
Vivimos en un sistema asesino del mundo y de sus habitantes, que contamina el agua, aniquila la tierra, envenena el aire y el alma, que cree que erradicó y despojo física, ideológica y espiritualmente nuestra cultura… este sistema  está en contradicción con las culturas originarias, quienes  creemos que la tierra es sagrada porque sagrados somos nosotros, sus hijos: nosotros que somos despreciados, ninguneados, tratamos a la tierra como madre y no como insumo de producción, a esa vida capitalista le proponemos la vida comunitaria, sustentable, respetuosa, desde la reciprocidad y horizontalidad de nuestra cosmovisión. “Para que ignoremos lo que podemos ser, se nos oculta y se nos miente lo que fuimos”
Sabemos que…el tiempo presente no repite el pasado, lo contiene… Somos ladrillos de una casa devastada, pero en construcción, nunca en ruinas, no somos peso muerto  en el desarrollo social, somos potencialidades, no somos solamente el  folklore ocasional,  somos herencia cultural. Esta concepción requiere una sociedad, un mundo que no solo sea culturalmente sensible, sino que además culturalmente responsable de los sujetos que forma; en un marco de respeto y apertura, que parta y permita el fortalecimiento y la autoafirmación identitaria, desde una propuesta que interpele las relaciones de poder con miras a construir una sociedad libre de representaciones y estereotipos  descalificativos. 
A 520 años, del horror, nada cerca de los 13.000 de existencia charrua podemos seguir encontrando en nuestras más ancestrales fuentes, nuestras jóvenes energías, el pasado dice cosas que interesan al futuro. Y eso lo reafirma este proceso charrúa que lleva ya  un cuarto de siglos, en que en nuestra querida provincia cada día nos re-conocemos, nos re-encontramos re-afirmándonos como inchala cjuimen charrúa (hermanos del pueblo  charruas, junto al Uruguay y parte del sur de Brasil.  Fueron las antiguas abuelas, las hijas de Guida (hijas de la luna), las que mantuvieron la sangre charrúa al ser las sobrevivientes al exterminio. Ellas, las portadoras de la estirpe charrúa, fueron las que llevaron la voz eterna, invencible y guerrera que salvó la historia de nuestro  pueblo. Hasta que llego el tiempo, tiempo  donde nuestras miradas se encuentran y sabemos las cosas que hay que saber, nos pertenecemos…somos la misma sangre…las palabras…innecesarias, mejor el silencio así escuchamos las voces de adentro. Sabernos sangre fluyendo que nunca dejo de correr, solo teníamos que esperar el momento preparado para volver, vernos , sentirnos…ahora nuestros anaxiguat (abuelos) hablan nuevamente…aquí estamos la gente y el tiempo que esperaban, que esperábamos…nunca nos fuimos, solo nos silenciamos, nos silenciaron, el tiempo es tan corto, el tiempo no fue, el tiempo está siendo, ahora aquí. En el que también nos sumamos a las voces de todos los pueblos y naciones del Abya Yalap para que:
 -Se reconozcan y efectivicen todos nuestros derechos y declaraciones universales, nacionales y provinciales.
-Que secén inmediatamente los asesinatos y persecuciones a los inchala, hermanos de tantos pueblos de toda  Latinoamérica.
-Que sean devueltos nuestros territorios
-Que los Estados, instituciones y la sociedad respete nuestras cosmovisiones en general sin discriminación, sino como un aporte para una sociedad más justa a favor de la vida de todos los seres.
-Que no nos dejemos corromper por migajas partidarias e intereses personales traicionando a nuestros antiguos y actuales hermanos.

  CODECHA  coordinadora de comunidades charrúas de Entre Ríos

lunes, 24 de septiembre de 2012

Día de Los Pueblos Originarios

El tiempo presente no repite el pasado, lo contiene… Somos ladrillos de una casa desvastada, pero en construcción, nunca en ruinas, no somos peso muerto  en el desarrollo social, somos potencialidades, no somos solamente el  folklore ocasional  somos herencia cultural. Esta concepción requiere una escuela que no solo sea culturalmente sensible, sino que además culturalmente responsable de los sujetos que forma; en un marco de respeto y apertura, que parta y permita el fortalecimiento y la autoafirmación identitaria, desde una propuesta que interpele las relaciones de poder con miras a construir una sociedad libre de representaciones y esteriotipos  descalificativos.
Celebrar que podemos encontrar en nuestras más ancestrales fuentes, nuestras jóvenes energías, el pasado dice cosas que interesan al futuro.
Vivimos en un sistema asesino del mundo y de sus habitantes, que contamina el agua, aniquila la tierra,  envenena el aire y el alma, que nos erradicó y despojo física, ideológica y espiritualmente nuestra cultura… ese sistema  está en contradicción con las culturas originarias, que creemos que la tierra es sagrada porque sagrados somos nosotros, sus hijos: nosotros que somos despreciados, ninguneados, tratamos a la tierra como madre y no como insumo de producción, a esa vida capitalista le proponemos la vida comunitaria, sustentable, respetuosa, desde la reciprocidad y horizontalidad de nuestra cosmovisión. “Para que ignoremos lo que podemos ser, se nos oculta y se nos miente lo que fuimos”
Es por esto que cobra real importancia la escuela como espacio en dónde se sostienen relaciones  con la cultura viva, donde se potencian experiencias vitales con los estudiantes, donde se resguarde, pero sobre todo dónde se valore la identidad cultural de los pueblos originarios, potenciando el pluralismo como valor en si mismo., desde el conocimiento del yo y del otro.
No se trata solamente  de desandar el camino atravesado para llegar hasta aquí, de ahondar en el pasado y reconocer formas de existir en otros tiempos, se trata también de aprender a mirar el presente, de caminarlo, de construirlo siendo conscientes del inter -culturalismo que nos constituye, visualizando la realidad, escuchando todas las voces…
Hablamos, caminamos, construimos, luchamos, queremos…ESTAMOS!!.

miércoles, 12 de octubre de 2011

12 DE OCTUBRE- A 519 AÑOS-



"Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra.
Y nos dijeron: -Cierren los ojos y recen-.
Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia. " - Eduardo Galeano.
11 DE OCTUBRE: Ultimo día de la libertad indigena!!!
12 DE OCTUBRE: DIA DE LA RESISTENCIA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

martes, 4 de octubre de 2011

Primera Convención Pñuricultural Mundial


En este Video , la Invitacion a Todos los Seres Sensibles que sientan el Llamado en sus corazones de participar en la Convencion Pluricultural Mundial a realizarse los dias 11,12 y 13 de Octubre en Santa Fe de la Vera Cruz Argentina...
Se estan movilizando seres de 12 paises y 10 provincias , mas de 70 presentaciones , disertaciones , artistas , etc...
Mas Info en :
http://www.convencionpluricultural.blogspot.com

viernes, 24 de junio de 2011

Año nuevo Charrúa

PARA NUESTR@S INCHALA
PARA NUESTR@S  HERMAN@S:
                                              LA NOCHE A CEDIDO EL PASO A LA LUZ, AL CALOR , AL RENACER. LA SOMBRA TEMIDA SE APARTO Y CANTAMOS AL SOL AL SON DEL ALMA ALEGRE, DURANTE LA CEREMONIA DE LA NOCHE CADA UNO PUSO SU LEÑO Y ASÍ TODOS NOS ABRIGAMOS. 
HOY SEPARAREMOS LA SEMILLA, SAHUMAREMOS LOS ANIMALES, LAS CASAS, LO QUE AMAMOS, HOY NOS ALEGRAREMOS Y CANTAREMOS A ESTE SOL DE VIDA 
 EL NUEVO AÑO NOS TRAERÁ LO JUSTO PARA SER Y APRENDER , HOY COMPARTIREMOS LA FUERZA DEL FUEGO Y EL AMOR, 
HOY PROPONTE LOS CAMBIOS, DEJA LAS DUDAS Y ABRE LAS ALAS, LOS PASOS; DE TU GUÍA ANCESTRAL,DEL JAGUAR, DEL CARPINCHO, DEL ÑANDÚ, O A QUIEN ELEGISTE Y DESANDA,   Y ÉCHATE A VOLAR DESDE EL CORAZÓN.  
QUE ESTE NUEVO CICLO CÓSMICO NOS TRIGA LA CLARIDAD DE LA GUE, LA LUZ DEL ANXIGUAT IT Y LA SABIDURÍA Y FORTALEZA PARA RESISTIR DE NUESTRA, ONKAIJMAR.  
CANTEMOS UNA VEZ MAS:
  •  CINCO SIGLOS RESISTIENDO,
  • CINCO SIGLOS RESISTIENDO,
  • MANTENIENDO SIEMPRE LA ESENCIA                      
  • NACE ARRIBA CON EL SOL,
  • Y CON LA ONKAIUJMAR LA ESENCIA
                                 
                                              ABRAZOS CHARRUA.
      

                    ANAXIGUAT FAUSTINO Y UKAI GLADYS

lunes, 6 de junio de 2011

Diálogo Abierto. Norma Godoy, descendiente de Charrúas

“La cuestión sobre los charrúas es como la de hijos de desaparecidos”

La libertad, el monte y los animales. Las piedras y las plumas. La familia con sus señales y silencios. La luna y sus ciclos. El reencuentro y el falso discurso Julio Vallana De la Redacción de UNO jvallana@unoentrerios.com.ar
Al coordinar la entrevista con la profesora Norma Godoy hay un pequeño detalle que llama la atención, el cual luego se impregna de significación. Detalla que vive en barrio Hernandarias y además de la numeración de su domicilio precisa que su vivienda está “al lado del montecito”. Y completa que algunos vecinos están “apurados” para que se lotee “esa mugre” y “deseosos de que se comience a construir”, lo cual considera irritante. Claro, para la referente en Paraná de la Coordinadora de Comunidades Charrúas, el monte es parte desde niña de sus vivencias más profundas y el hábitat natural –lleno de riquezas– de los antiguos y aguerridos pobladores de estas tierras.

Por siempre, el monte
—¿Dónde naciste?
—En Nogoyá –en 1965– pero circunstancialmente porque mi mamá y mi familia vivían en Crucesitas Séptima, que es equidistante de Viale y Nogoyá.
—¿En el campo?
—Sí, eran arrendatarios. Estábamos a cuatro leguas de la ciudad. Viví allí hasta los 4 años. Mi mamá sólo pudo ir a la escuela un año y la maestra que tuvo le mandó durante tres años cartas con ejercicios y lecciones a través de sus hermanos menores. Era la mayor y tenía que ayudar en la casa, junto con su padrastro.
—¿Recordás algo de lo vivido hasta los 4 años?
—Sí, totalmente; vivo ahí todavía y no me mudé (risas). Mi casa estaba sobre el camino de tierra que conectaba Viale con Nogoyá. Todo rodeado de monte aunque en los campos se trabajaba con el maíz, girasol y trigo –que se entregaba en Viale. Estaba el arroyo Las Piedras, llamado así por sus piedras blancas sobre el lecho, de donde buscábamos agua con un barril para algunos quehaceres de la casa. Luego, mi mamá decidió irnos a Viale –donde puso una despensa– para que pudiera estudiar.
—¿Cómo era tu casa?
—Estaba la cocina –muy grande– con su fogón a leña, un lugar para recibir a las personas, los dormitorios de las mujeres y la habitación de los hermanos de mi mamá aparte. Yo era hija única, de mi mamá soltera. Mi padre no quiso hacerse cargo luego de 11 años de noviazgo.
—¿La actividad de la familia giraba en torno a lo rural?
—Sí, sembraban y entregaban a dos molinos harineros, en una especie de trueque, también con los almacenes de ramos generales –donde mi abuela compraba todo.
—¿Y tu cotidianeidad de niña?
—Correr entre los animales, andar a caballo y buscar las vacas con mi mamá. En los corrales se les sacaba leche a las vacas.
—¿Con qué te divertías?
—Con los animales. También tenía juguetes, y como era la más chiquita de la casa era la malcriada. Mis tíos comenzaron a irse a Buenos Aires al iniciarse el desarrollo industrial. Cuando venían para vacaciones me traían juguetes. También visitaba a los vecinos, ya que algunos tenían hijos chicos. Había una casa donde todas las tardes me esperaban con batatas al horno y más lejos íbamos en sulqui.
—¿Algo extra cotidiano que resultara un acontecimiento?
—Los encuentros con otras familias y los casamientos de mis tíos, cuyas fiestas se hacían en la casa, al igual que bailes.
—¿Las costumbres y la gastronomía eran las propias de la cultura rural?
—Sí. Lo más sencillo eran las tortas fritas y pastelitos –en los días de lluvia– y el pan casero, que hacía mi abuela con levadura de harina de maíz. De la masa de pan se extraía un trozo con el cual se hacían las tortas fritas. También se hacían tortas con huevo batido y azúcar, con la masa del pan. Se hacía dulce y empanadas de calabaza para Semana Santa, y dulce de zapallo cortado en cuadros y mermelada, que no la pude volver a comer porque una vez me empaché.
—¿Cómo viviste el contraste cuando se fueron a vivir a Viale?
—Fue un sufrimiento. Nos fuimos el 29 de setiembre de 1969.
—¿Por qué te acordás?
—¡No me lo olvido más, porque no me quería ir! Tengo grabado hasta el color del sol de ese día. Cada vez que algún vecino o familiar iba a la casa, era obligación que me tenía que llevar. A veces me iba en colectivo, que salía a las 5 de la mañana para Nogoyá. Cuando tenía que volver, me escondía.
—¿Qué fue lo que más sufriste?
—La familia y el espacio, el campo, hasta que en Viale me hice de amigos y compañeros de la escuela. Al año y medio mis tíos y abuelo se tuvieron que ir del campo a Viale –en la época de Onganía, cuando se levantaron los arrendamientos. Algunos de mis tíos ya trabajaban en la cosecha del maíz en Santa Fe, aunque por último también terminaron yéndose a Buenos Aires.
—¿Cómo era Viale por ese entonces?
—Una casa y dos terrenos baldíos alrededor. Muy cerca había un terreno con un montecito donde jugábamos y estábamos todo el día, y todo el mundo nos cuidaba. Ahí me empaché con hinojo y ahora no lo puedo comer. Con mi familia siempre salía a pescar y recorrer los arroyos, donde juntaba piedras y plumas. Ahora, de mayor, me doy cuenta de dónde proviene esta inclinación.
—¿Tenías alguna afición particular?
—Siempre tuve una tendencia hacia la naturaleza. Con mi esposo somos fotógrafos. Casi todas mis fotos son sobre la naturaleza y los árboles. También dibujaba árboles y arroyos. Desde la Primaria me gustó la Geografía y la Historia. Hubiese querido hacer la Licenciatura en Geografía, pero tenía que irme a otra provincia, por lo que mi mamá no quiso, así que hice el profesorado en Paraná.
—¿Siempre trabajaste en Paraná?
—Cuando terminé el profesorado trabajé como docente en Viale. Intentamos hacer una FM y luego hicimos durante 10 años un programa sobre rock en otra radio. Con mi novio compramos una cámara usada y comenzamos a tomar fotos y hacer documentales. Creamos un grupo de aficionados que luego se llamó Peña Fotográfica Viale, que tuvo mucho apoyo de la Municipalidad.
—¿Mantuviste una línea temática en cuanto a la fotografía?
—Me encanta irme al campo y al monte, porque no puedo estar muchas horas entre paredes. Cuando vamos a Viale nos hacemos un tiempo para hacer fotos y seguimos trabajando en la línea de los colores del monte y todo lo que contiene.

Caminantes y hospitalarios
—¿Cuándo comenzaste a indagar sobre el por qué de esa pulsión?
—En la familia nunca se habló demasiado sobre determinadas cosas de los orígenes. Pero en toda familia se da que dos o tres integrantes comienzan a buscar. Unos tíos siempre preguntaban sobre los parentescos y uno de ellos me contó que vio a su abuela una sola vez y que la recuerda que llegó y se fue caminando, aunque vivía lejos.
—¿La conociste?
—No.
—¿Cómo la describió?
—Eran amables y se trataban como si se conocieran desde siempre. Se dice que los charrúas eran muy hospitalarios y amables, incluso con el enemigo herido. Cuando terminé el profesorado y comencé a hacer documentales me encontré con María Elena Moreira, que es prima segunda de mi mamá. Mi mamá me había comentado que ella decía que teníamos orígenes en algunos de los pueblos de Entre Ríos. Luego ella misma me lo dijo y hace cuatro años me lo confirmó Marcelo Luna (vocero de la comunidad).
—¿Hasta ese momento no eras demasiado consciente de ese origen?
—Sí, aunque no había podido hablarlo más profundamente con María Elena. Como profesora de Geografía me sentía bien cuando tocaba el tema de los pueblos originarios. Pero todo es de a poco. Me fui dando cuenta de ciertas cuestiones. Aunque sólo había vivido cuatro años en el campo, la inclinación por la naturaleza me seguía muy fuerte en la ciudad, no obstante que te transforma.

De esto no se habla
—¿Tu mamá nunca te comentó nada?
—No. Se visitaban entre tías, yo iba y me gustaba.
—¿Había alguna característica de tu mamá que luego confirmaste que se relacionaba con el origen charrúa?
—Sí, el color de su piel oscura, que no tiene nada que ver con la mía, que es muy blanca, también los pómulos salientes, la amabilidad y un humor muy particular, inteligente y con picardía. Cuando llegaba alguien a la casa era como una fiesta.
—¿Relatos?
—En la familia no se hablaba del tema. Además fuimos criados en la costumbre de que cuando los mayores hablaban los chicos iban a jugar. Son cosas que me las perdí.
—¿Percibías algún tabú familiar sobre la cuestión?
—No sé si era tan así, aunque no se hablaba. Se hablaba de lo cotidiano y de los familiares, lo cual tiene un porqué. Hasta 1800 fue por la persecución y todos terminaron trabajando con familias en las estancias, como el caso de mi abuela, quien se crió lejos de su mamá. Ella se casó con mi abuelo –de apellido Godoy– quien también tiene raíces no sólo charrúas sino también afro.
—¿Modificaste en algo la relación con ella al comenzar este proceso?
—Lamentablemente falleció en 1998, pero ella fue quien me habló sobre María Elena. Supongo que le hubiera gustado mucho todo lo que estoy haciendo. Para mí no fue una gran revelación porque nunca tuve dudas.
—En cierto modo te lo transmitió sutilmente.
—Sí, no me dijo “Tenés que hacer tal cosa”, sino que me comentó lo de María Elena. Mi mamá era muy activa y no tuvo tiempo para dedicarse. Mis tíos más chicos ahora están orgullosos de que busque las raíces familiares.
—¿Nunca tuviste relación con tu papá?
—No, aunque sí con su familia. Él se fue a vivir a Córdoba.

La Tierra y sus tiempos
—¿Qué comenzaste a hacer cuando Marcelo Luna te confirmó tu origen?
—Lo tomé naturalmente y entré en la comunidad. Volví a hablar con María Elena, porque ha hecho una muy buena investigación y tiene documentación de los jesuitas. Yo tengo una mezcla que incluye a italianos, españoles y hasta un francés, pero me identifiqué con lo charrúa, aunque no reniego de lo otro. Nosotros hablamos de las abuelas, que son quienes mantuvieron la identidad y enseñaban a los niños. Ellas han elegido a algunos para que continúe la tradición. Es un resurgimiento y frente a la crisis civilizatoria, la tierra nos está llamando para que recuperemos los tiempos de la naturaleza que le daban los pueblos originarios.
—Por eso migraban.
—Claro, volvíamos. Si agotás la tierra en determinado lugar tenés que darle tiempo para que se recupere. Por entonces no había alambrados y las tierras les pertenecían.

Exterminio y poligamia
—¿Por qué se dio el cruce entre lo charrúa y lo afro?
—Porque terminaron siendo esclavos. Los ejércitos para quedarse con las tierras exterminaron, y las tierras –según tuvieran o no indios– tenían distintos precios. Con indios eran más caras. Los fueron exterminando o corriendo, hasta replegarse en el monte, mientras quedaban mayoritariamente mujeres. Cuando las cautivaban, se las repartían entre las familias pudientes, lo cual también sucedió con los afro. Hacia los primeros años de 1900 ellos también se ocultaron en el monte como protección. Por el trabajo en las estancias se da el mestizaje entre el criollo, y los que quedaban de los charrúas y los afro. Los dueños de las estancias las forzaban a tener relaciones y tenían hijos. Mi abuela es hija natural de Roque Moreira, hijo de Jacinta Fernández, quien a su vez es descendiente directa de Viquilo, un líder charrúa de alrededor de 1750. Mi abuelo tenía el cabello muy crespo y mota, así que debe haber sido una mezcla. En las fotos veo que tenía los ojos chiquitos y los pómulos salientes, al igual que varios de mis primos.
—¿Qué aconteció con los charrúas que quedaron en los montes?
—Resistieron mientras pudieron. Se lo puede asociar a como ahora viven los hacheros, en pequeñas chozas, consumiendo lo que cazaban y pescaban. Hasta que llegaba quien comenzaba a alambrar y –si se dejaban– los llevaban al casco de la estancia.
—¿Cuál fue el momento en que la resistencia cesó en cuanto a su intensidad?
—Después de las grandes matanzas, como la de Victoria, hacia 1830. Después es un pueblo en dispersión. Resistió unos 300 años.
—¿La tradición oral se cortó por miedo y vergüenza?
—Hasta llegar a 1900 fue por miedo y después –cuando la cantidad de estancias comenzó a crecer– por vergüenza. Ni hablar durante los años 40, 50 y 60. Ser indio era ser nadie y haragán. Hubo que instalar esa idea para justificar la apropiación de las tierras.

De creencias y destrezas
—¿Qué otras características tenían los charrúas y cuál era su cosmogonía?
—El elemento fundamental es la luna, que rige los ciclos de la naturaleza y de los hombres. Su religión era eso. El número cuatro es el más importante, por las estaciones, las lunas y los puntos cardinales. Cuando nacían los hijos, con la primera luna se hacía una especie de ofrenda.
—¿Cuál era la principal destreza
—Cuando los españoles trajeron el caballo, enseguida se adaptaron. La primera destreza era la boleadora, para cazar el ñandú. Nuestro pueblo emigró de la Patagonia –por el cambio climático– y llegó a estas tierras detrás del ñandú, que era el ave que les ofrecía la comida y las plumas para la ornamentación –como lo confirma Darwin y otros estudiosos. Las destrezas con el caballo eran increíbles.
—Le hablaban.
—Para domarlo lo acariciaban y le hablaban. Cuando ya había un acercamiento se metían en un arroyo y recién se subían, para que perdiera la cosquilla. Era una relación muy fuerte. Si el caballo era dócil, quería decir que lo aceptaba, y si no, lo dejaban. Saltaban las barrancas a toda velocidad y se perdían en los pajonales, y esa fue una forma de sobrevivir a los ataques. Incluso dormían sobre un costado del caballo, para que desde el lado del enemigo no los vieran.
—¿Cuál era la región por la cual se desplazaban?
—Hasta el sur de Brasil, incluyendo Uruguay, Entre Ríos y la parte sur de Corrientes. Estamos en contacto con hermanos de Brasil.
—¿En qué puntos geográficos puede haber mayor cantidad de familias que desconozcan su origen charrúa?
—En Nogoyá, sobre el río Gualeguay, Villaguay, Federal y Feliciano, donde la soja exterminó el monte. La comunidad más grande es la de Maciá, con abuelos muy viejitos que han transmitido sus conocimientos.

El ocultamiento de ayer y de hoy
La profesora Godoy destaca lo que actualmente acontece con muchas personas y familias que indagaron sobre sus orígenes, y que tras precisarlo fueron por el encuentro con sus pares. Pero en lo relacionado al aspecto político, pedagógico y cultural minimiza los avances a partir de la falta de consideración desde aquel ámbito de numerosos proyectos presentados por la Coordinadora de Comunidades Charrúas.
—¿Por qué en Entre Ríos fue tan eficaz la acción de ocultamiento cultural y no en el caso de la República Oriental del Uruguay?
—Quizás por nuestros dirigentes políticos y la cuestión de las tierras entrerrianas que eran propicias para criar animales, en el marco de los acuerdos comerciales con los ingleses. Había que exterminarlo porque no se adaptaba, como el guaraní, cuya forma de resistencia fue el acercamiento. La libertad está por sobre todo.
—¿Cuál es tu percepción sobre este proceso de visibilización que está en pleno desarrollo? ¿Es sustentable, se puede ampliar y proyectar en ámbitos institucionales?
—Si hablamos de lo político no hay decisión de instrumentar –salvo algunas excepciones– por ejemplo, la educación intercultural bilingüe –que está reconocida constitucionalmente y en la nueva Ley de Educación. En Entre Ríos es muy superficial. Con la Coordinadora de Comunidades Charrúas presentamos seis proyectos de los cuales sólo se consideró uno, aunque en algunos departamentos la capacitación docente no se realizó. Para nosotros es como un despertar, un proceso difícil porque en algunos casos no se comparte en toda la familia, o por los hijos a quienes en la escuela se les enseña otra cosa. Hoy veo la necesidad de encontrarse entre quienes tienen el mismo origen y saber sobre ello, aunque no sé si en el futuro crecerá. Al actual proceso lo asocio con lo de los hijos de desaparecidos, ya que es bastante similar en cuanto a la violencia. Te encontrás con hijos de desaparecidos que no quieren dejar la familia que los crió porque los quieren y aman, y no quieren saber nada sobre su familia biológica, y otros sí. Cada uno de nosotros tiene un proceso y un tiempo distinto. Todo tiene su tiempo y nada llega antes.
—¿En qué considerás que radica, como docente, la importancia de este rescate cultural?
—En que el 56% de nosotros tiene alguna sangre originaria, porque son los primeros pobladores de estas tierras y es historia. No puedo ser profesora de Geografía, de las Ciencias Sociales, si no hablo primero de quienes estuvieron acá. Es negar la historia de lo que fue esta tierra.

Nota extraída del Diario Uno de Entre Ríos del 5 de junio del 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

Entrevista a mujer charrúa. Rosita Albariño


Antes que nada te diré que justo te has dirigido a una mujer que pertenece a un pueblo en una situación totalmente atípica.
 Sobre nosotros se tomo una decisión política de exterminio total a mediados del siglo XIX, mas exactamente en 1830, que completo el genocidio iniciado con la conquista.
 Como no éramos un pueblo que aceptara ningún tipo de dominio, ni reservas, ni reducciones, ni evangelización, la determinación fue de muerte total, cacería y degüello, de doce para arriba en los varones, castración de 12 años para abajo y obsequiar las mujeres y los niños (que no fueron usados como cebo para los perros cimarrones) a estancieros, puesteros, militares, ciudadanos en general.
 Estas mujeres fueron las que mantuvieron vivo el fuego de la identidad, y de ellas descendemos, para ahora, organizándonos, ponernos de pie, buscarnos y encontrarnos, por mas dispersos que estemos, y recobrar el común denominador cultural que nos hizo un pueblo reconocido y admirado por lo indomable, tal como lo reconoció el cronista Félix de Azara, diciendo que éramos los mas valientes de América, que peleamos mas de 300 años sin cesar manteniéndonos indómitos. y a la vez acompañando a héroes como Artigas en la defensa contra los imperios.
 Esa es la gesta, sintetizada al máximo.
 Me preguntas que hacemos las mujeres. Tenemos prioridades. Por lo pronto trabajamos, como todos los hermanos originarios, en lo que podemos y en lo que estamos capacitados. Muchas somos docentes, otras ya profesionales, médicas, abogadas, también hay muchas artistas de la música, el teatro, las letras, muchas artesanas, así como personal de servicio, etc. Como todas, porque estamos, como todas, inmersas en una sociedad que nos quito el nombre, la lengua, las costumbres tribales, pero no pudo quitarnos la Memoria ni los genes. Considerando esto, ahí van las respuestas:
 ¿A qué pueblo pertenece?
 - Pertenezco al pueblo charrúa
Dentro de dicha comunidad ¿cual es rol principal de la mujer?
 - La mujer es considerada a la par del hombre, y mantenedora del fuego cultural y de la lengua madre.
¿Comparten tareas hombres y mujeres?
 - Si, de igual a igual. Pero son culturales, los trabajos no se circunscriben a la comunidad charrúa, que vive en diferentes lugares de la provincia, dispersa, considerándose como lo fue el pueblo judío, en diáspora, por genocidio y persecución.
Existen algunas que le sean exclusivas? ¿Y que no le estén permitidas?
 - Antes si, pero la discriminación y la opresión regularizaron y armonizaron una adaptabilidad al medio y circunstancias que hacen prioridad la prevalencia de la cultura, ya sea hombre o mujer el que las transmita. Así que uno u otro se suplen en el trabajo hogareño y rural o artesanal.
¿Perciben remuneraciones?. En caso de hacerlo, como resultan respecto a la de los hombres? (mayor, menor o igual).
 - No recibimos remuneraciones por las tareas inherentes a nuestra recuperación como pueblo. Estamos desde un año esperando se nos otorgue la Personería Jurídica en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) pero a pesar de haber cumplido todos los requisitos no ha sido concedida aún, a pesar de lo necesaria que nos es para tener acceso a becas, capacitaciones, etc. ya que no contamos con posibilidades económicas de ayuda comunitaria o proyectos colectivos y eso apresura la aculturación contra la cual luchamos.
¿Cómo son las jornadas de trabajo? ¿Limitadas?.
 - Las jornadas de trabajo son a veces muy duras, se trabaja en lo que se consigue, pero se hacen dobles y triples turnos, y luego se continúa en la casa, con las artesanías, venta de pan, tejidos, etc., ya que todo es muy mal pago y el trabajo escasea. Salvo las profesionales, que son las menos, lo que se llaman changas o tareas domésticas y otras, son en negro, sin obra social ni aportes jubilatorios.
En cuanto al acceso al empleo, ¿es igualitario para ambos sexos?
 - Tendría que serlo pero en realidad se excluye a la mujer casada o con grupo familiar, para no pagar licencias ni bonificaciones por hijos, ayuda escolar, etc. Solo en dependencias estatales se logra esto, pero es muy difícil conseguir esos empleos, por la competitividad y la discriminación existentes. La mayoría de las hermanas viven en zonas rurales pauperrimas, de gran índice de desnutrición, hoy agravado por el avance de los monocultivos y fumigaciones.
Otros datos del desempeño laboral de la mujer indígena:
 -Si dice que es indígena corre peligro de no conseguirlo. Si acepta decir que no es indígena, aunque su aspecto lo asegure, tiene mas probabilidades .
Si consigue trabajo debe aceptar toda la cultura occidental y practicarla, no decir que practica la medicina natural ni la de hierbas medicinales ancestrales, ni el parto indígena, ni mucho menos que practica la antigua espiritualidad basada en el respeto a los entes de las naturaleza, la luna, el sol, el monte, el agua. Como no se conoce se demonizan y eso va en contra de su aceptación como empleada de cualquier tipo, considerándola sospechosa y rara.
 No es aceptada tampoco si se enteran que no es bautizada, que cura “de palabra” o con las manos o si practica cualquier tipo de dialogo con árboles, animales o fenómenos naturales, como lluvia, viento, tormenta, etc. -
Esto lo vive desde la mas tierna edad, se le hace notar ya en la escuela, con burlas o exclusión y así va perdiendo el orgullo de los conocimientos tradicionales y la historia de su pueblo, las practicas y perfeccionamiento de la medicina natural, su identidad como mujer indígena.
Si trabaja debe ser occidental totalmente, o no se la considera mas o menos al mismo nivel que las occidentales. Y digo más o menos porque eso es toda otra historia.
Entrevista realizada para el trabajo
La mujer indígena y el trabajo